Agua y magia

8 julio. Miercoles. Nos vamos
Son las 19 horas y estamos en Andorra. Mareados, casi aburridos de dar vueltas para aparcar, pero lo que realmente nos ha descentrado ha sido la entrada al área de autocaravanas de Sant Julia de Loira. Pero vuelvo al día de ayer, a nuestra salida, al martes

7 de julio. Martes. Donde el agua marca el camino

Recorrido: Boadilla del monte-Nuevalos (Monasterio de Piedra)-Calatayud.
Pernocta: Area de Calatayud (N 41º 21' 2'' / W 1º 38' 54'')

Dejamos Boadilla un poco antes de las 15,00 horas rumbo al Monasterio de Piedra. Ya era hora. Hemos pasado muchas, muchísimas veces cerca, hemos visto la señal y siempre, la hemos dejado atrás. Y todos los que lo conocen afirman que es una preciosidad. Este era el momento

Aunque no nos podíamos alejar mucho de España,  me parecía que no eran vacaciones de verdad si me quedaba en mi país, donde por otro lado, no soy bien recibida en muchos sitios, decidí trazar una ruta relativamente cercana por el Sureste francés, ruta que confieso dibujé años atrás cuando otras circunstancias también concurrieron aunque por suerte nunca llegaron a fraguar.

El itinerario sería para unos 15 días que comenzaría en Font Romeu  y que por la N-116 nos acercaría a Perpignan para luego discurrir por algún castillo cátaro hasta Carcasona y desde allí seguir parte del Canal de Midi,  para después poner rumbo al Norte hasta St Guihlen le Desert, punto de inflexión desde donde ya nos dirigiríamos al Sur, a la costa por Beziers rozando de nuevo Perpignan para entrar por la Junquera y Gerona.

Escasa planificación. Al estar más cerca de casa y poder volver en cualquier momento, no nos sentíamos obligados a ver o visitar algún lugar establecido ya dentro de un programa más o menos elaborado, como ocurría cuando estábamos más alejados de casa.

Barajé la  posibilidad de pasar por Jaca aceptando la invitación de nuestros amigos Carlos (Pirineos) y Pilar que habla  siempre con mucho entusiasmo de su tierra y pasar un día o dos, pero nos teníamos que desviar más de 150 km para llegar a nuestro primer destino francés así que pensé en dejarlo para mejor ocasión.

Buscando un lugar donde hacer noche, vi que alguien en el foro de Acpasion comentaba que en Andorra en el mes de julio se podía asistir al circo del sol gratis. Y me tentó. Tan solo me tenía que desviar unos pocos kilómetros. Me di prisa en reservar un par de entradas de pie para el mismo día 7 de julio pero luego me di cuenta de que era muy apurado llegar, así que decidí que debería ser un día después y para asegurarme de ver bien el espectáculo, además de estar sentada, abone 15 euros por persona a través de internet. Donde dormir el mismo día de la salida, lo resolví decidiendo saldar mi vieja deuda de visitar el Monasterio de Piedra, así que un poco después de las 18 horas nos encontrábamos en el aparcamiento semi vacio del monasterio, afortunadamente sombreado porque desde hace unos días nos azotaba una ola de calor con temperaturas que rondaban y superaban los 40ºC y más en el valle del Ebro.

Y nuestra amiga Tula tuvo que quedarse en casa. Tras 2 años de no poder viajar por una supuesta enfermedad que la impedía ser vacunada contra la rabia (y por tanto salir de España) este año, bien diagnosticada y tratada, lo podía  hacer, pero el día anterior se clavó algo en una pata y la tuvieron que dar tres puntos. Llevarla con nosotros era un posible problema, así que decidimos entre todos que se quedara al cuidado de los chicos.

Así a las 18,15h comenzamos una breve visita por el Monasterio cisterciense, construido en el periodo de transición del románico al gótico aunque su estilo arquitectónico sería el gótico cisterciense caracterizado por la sobriedad y austeridad. 

Pero en su historia se pueden contar hasta tres "desamortizaciones" en las que el Monasterio sufrió el abandono y deterioro consiguiente: durante la guerra de la independencia, saqueado por las tropas francesas, a principios del siglo XIX, durante el trienio liberal, en el que el monasterio fue suprimido y sus bienes inventariados y nacionalizados y a mediados tambien del XIX con la propia desamortización de Mendizabal en la que fue subastado y comprado por Pablo Muntadas.  Fue después  con  Juan Federico Muntadas, quien transformó la huerta en un jardín paisajista y las dependencias del convento en un hotel añadiendo la construcción e una piscifactoría, pionera en España. 

Así nuestra visita nos llevó  en primer lugar por el claustro, orientado al Sur. Su decoración está reducida a temas ornamentales, pero lo que destaca es la elegante  la sala capitular, del siglo XIII luminosa y muy equilibrada. 

La iglesia del monasterio se encuentra en ruinas y son también llamativas la cillería, para la que los monjes aprovecharon las dependencias del castillo de Malavella.


Tenía tres plantas, con la bodega en el sótano, las cillería propiamente dicha al mismo nivel del claustro siendo el almacén de los alimentos imperecederos y el dormitorio de los hermanos legos. Se conserva aún una de la neveras y el lagar, con el canalillo para recoger el mosto, así como las cubas donde se vigilaba el fermento de los caldos. La cocina se encuentra bien conservada y según nos cuentan fue en los fogones de ella donde por vez primera se hizo chocolate en Europa ya que uno de los frailes de este monasterio, Fray Jerónimo de Aguilar, fue compañero de Hernán Cortés en la conquista de México.

Después de dar por terminada la visita al monasterio nos encaminamos al Parque natural, fundado por Federico Muntadas.

Un cuidado camino nos descendió a lo que inicialmente me pareció un vergel, ya que la sombra y el verdor se extendía allá donde mirara. Y así era, ya que su nombre es el "Vergel de Juan Federico Muntadas". Pero pronto me daría  cuenta de que esto sólo era el comienzo.

Nos adentramos en un ecosistema completamente distinto y que se vertebra sobre el cauce del río Piedra.

A lo lejos se vislumbraba lo que era la primera cascada, la Caprichosa. Aunque el itinerario no me llevaba directamente, seducida por ella me dejé atraer hasta el mirador donde descubrí  una espectacular y hermosa cascada abierta de unos 10 metros de altura donde el agua se precipitaba entre las rocas cubiertas de vegetación. Sencillamente hermosa.

Parecía que habíamos atravesado una línea imaginaria y pasado del calor sofocante y del terreno árido y seco, al frescor y verdor. El agua, precipitándose desde diversas alturas y adaptándose a las caprichosas formas del terreno recorría un paisaje cubierto de vegetación por donde el sol apenas penetraba conformando un paraje de gran belleza.
Estas cascadas están formadas por la disolución de las calizas y la posterior precipitación de las mismas lo que ocurre al disminuir el caudal, con lo que la caliza disuelta va depositándose en capas por las que el agua discurre formando innumerables saltos. Es un fenómeno kárstico originado por las variaciones del caudal del río. 

El parque acoge densos bosques de ribera, en uno de los ecosistemas de mayor riqueza biológica, donde se encuentran muchas especies de animales, plantas  y especies arbóreas en un espacio relativamente reducido.

Sorprendida  por lo que me rodeaba,  llegamos la siguiente cascada,  la Trinidad, no tan espectacular como la primera, pero igualmente hermosa.  El agua aquí se expandía a lo ancho, contrastando en cierta medida con la Caprichosa, cuya belleza se extendía a lo “largo”.

Vamos siguiendo las indicaciones del sendero y  el pequeño plano que nos han entregado a la entrada.  El camino discurre hacia arriba acompañados siempre por el rumor del agua y la vegetación y siempre protegidos del sol por la frondosidad del lugar. Este denso bosque de ribera, es uno de los ecosistemas de mayor riqueza biológica donde podemos encontrar muchas especies de animales y plantas en un espacio relativamente reducido así como gran variedad de árboles de considerable envergadura.  


Disfrutamos del lugar, del frescor, de la tranquilidad....Poca gente, muy poca, lo cual sumaba encanto a este sitio tan especial.  Es la magia del agua que crea un mundo fantástico y casi onírico que puedo sentir.  a través de mis sentidos: la belleza del lugar, el susurro de la caida del agua,  el canto de los pajaros


El agua sigue discurriendo por el paraje de los Fresnos Altos y Bajos, en cascadas que descienden deteniéndose fugazmente en los gurs o marmitas de gigante para seguir su precipitado descenso hasta que llegamos a unas escaleras que nos descendieron a la Gruta Iris, la más espectacular de todas las grutas que tiene el Parque.

Ésta  se abre paso entre rocas porosas, tobas gigantescas, enormes. En algunos lugares estratégicos se abren “ventanas”  que aportan luz y nos asoman al espectacular vacio hasta que llegamos a la boca de una impresionante gruta que queda detrás de una imponente cascada.

 El agua se filtra por todos los sitios, los helechos y otras plantas se descuelgan por sus paredes. A un lado, la belleza de la piedra y sus formas caprichosas esculpidas por el agua, al otro la luz y los contrastes. El agua, las formas y los claroscuros se combinan para hacer de este sitio un lugar casi mágico.

La humedad nos obliga a mirar muy bien donde ponemos nuestros pies y  a desplazarnos  con un cuidado extremo hasta alcanzar el final de esta cavidad. Y esta sensación de cierto peligro consiguió que no disfrutáramos de esta belleza de una manera sosegada, como se merecía este rincón.


Me sigo ratificando en que  cuando hay algo tan hermoso que  sorprende despierta fuertes emociones difíciles de describir. Encontrar palabras que describan su belleza y   transmitir emociones tan solo relatando lo que se ve es muy costoso Por eso siento una gran frustración por que el esfuerzo que realizo para acercar al lector a la belleza de lo que contemplo resulta la mayoría de las veces infructuoso, aunque persisto en mi intento de acercamiento.



Fascinados por el lugar continuamos nuestro recorrido hasta la cascada de la Cola de Caballo, la de mayor altura precipitándose  desde 50 metros de altura,  pasando por  la piscifactoría, hasta el lago del Espejo, que hace honor a su nombre, ya que sus mansas agua reflejan el circo de doradas paredes que lo rodean.

Después, una breve ascensión que nos lleva a otra cascada, la de los Chorraderos para regresar al punto donde iniciamos la ruta, el vergel de Juan Federico.

Habíamos  descrito un círculo  en cerca de dos horas en un recorrido que tiene 5 kilómetros y que dura dos horas y media. 

La frase acuñada en la guía de este parque: “donde el agua marca el camino” era toda una realidad.  Así había sido, aunque añadiría que esta agua se derrama derrochando una caprichosa belleza en todo su recorrido inundando de paz y serenidad al visitante que se entregue a ella.

Y al finalizar me pregunté  a mi misma cómo había sido posible que  hubiera ignorado hasta ahora un lugar como este, hermoso y realmente casi insólito. Recorremos cientos, miles de kilómetros para contemplar  lugares hermosos y únicos dejando a cambio atrás otros más cercanos y también, únicos.  

Ya en el aparcamiento desechamos la idea de pernoctar en él ya que las normas no permiten el estacionamiento durante la noche. Una autocaravana holandesa  nos pregunta sobre esto y  nos dice que en su guia aparece este lugar como sitio de pernocta. Al informarles se sienten decepcionados y cuando les decimos que nosotros nos dirigimos al area de Calatayud nos dicen que la conocen pero que es mucho más “romántico” este aparcamiento.  Sin duda, pero el área está a 25 km y decidimos respetar las normas por la proximidad. Y allí llegamos poco después de las 21,30h, con un termómetro que marcaba 32ºC en el exterior. El area es agradable. Encontramos otra autocaravana nacional y allí decidimos quedarnos. Unos minutos después se sumaron a nosotros  los decepcionados holandeses.

Nosotros hacemos uso de nuestro enfriador y nos encerramos. Ellos despliegan todas sus ventanas.
Poco después  de cenar y sobre las  22,30h, cansados ya, decidimos irnos a dormir para lo cual, el enfriador -con la bomba de agua quitada porque hace un ruido infernal-  es fundamental. No recuerdo a qué hora lo apagué, pero antes del amanecer sentí  el alivio del fresco de la mañana .

8 de julio, miércoles. La magia del circo.

Recorrido: Calatatud-Andorra
Pernocta: Area del centro Comercial Rive. Andorra. (42º27’10.8354”N; 1º29’9.0954”)

A las 7 de la mañana estaba despierta. No consigo conciliar el sueño así que unos minutos después de la 8 decidimos levantarnos, desayunar y dar un breve paseo por Calatayud, descubriendo solo la fachada de  algunos de sus edificios religiosos mudéjares, porque no pudimos entrar en ninguno.

Compramos pan y alrededor de las 10h nos dispusimos a poner rumbo a Andorra no sin antes recibir la llamada de nuestro hijo mayor apenado por una información que había  recibido y que durante horas intentamos confirmar sin conseguirlo. La Administración es así de farragosa. ¡Pobrecitos los administrados!!!

En el trayecto hacia Andorra nos  llega hora de comer cerca de la Seo de Urgel, el descanso y un poco después la búsqueda de un lugar donde, en primer lugar poder dejar la autocaravana para acercarnos a Andorra la bella a ver el circo del sol, y luego donde pernoctar.

Así, intentamos llegar al área de Sant Julia, donde habíamos pensado dejar la autocaravana para desde allí tomar un autobús hasta Andorra la bella. Pero cometo mi primer error: enfilamos una empinada cuesta de infarto y al final nos sorprende una barrera en la entrada. Como únicamente queríamos localizarla, me paro frente a esta  barrera y  el problema consistió en iniciar la marcha en plena pendiente. Las ruedas delanteras patinaron y formé una bonita fila de vehículos que pacientemente contemplaron como luchaba por salir del lugar, hasta que lo conseguí,  no sin antes haberme quedado  medio atravesada en plena carretera. Esto ya me descompuso por un rato. El olor a neumático quemado impregnaba el ambiente  mientras daba  la vuelta como pude. Intentamos entrar en un aparcamiento que había  abajo creyéndome más lista que los demás ya que una bonita señal prohibía el estacionamiento de autocaravanas a partir de las 20h..

Así que pusimos rumbo al área del Centro Comercial Rive. Pero una vez allí no conseguimos ver por donde se entraba, así que nos paseamos hacia abajo, hacia arriba, hacia abajo de nuevo…hasta que preguntamos en la gasolinera . Una señal aparece a nuestra derecha en la carretera sentido España –no en el sentido Francia- y nos conduce por una bajada a un gran aparcamiento que se encuentra detrás del centro comercial.  Por eso no la habíamos visto. (42º27’10.8354”N; 1º29’9.0954”).

Primera parte completada. Localizado el lugar de pernocta. Pero, aquí no llega el transporte público después  de las 23 horas, así que preguntamos a un lugareño por  un aparcamiento en Andorra y nos dirige cerca del estadio Comunal, y el camping.  Pero, nos debimos equivocar siguiendo sus indicaciones  subiendo por la calle paralela a la correcta por lo que encontrar el camping resultó un poco más complicado. Una vez allí vemos una señal de estacionamiento que pone hasta las 20h. Confusos, cabreados y cansados, nos vamos  hacia abajo donde encontramos otro en la misma carretera. Y más de lo mismo: hasta las 20h. Y es Angel el que razona: lo de hasta las 20 h es PAGAR, no que no podamos estar, extremo que  nos confirman. Para evitarnos problemas, decidimos quedarnos aquí,  junto a la carretera y al río a unos 20-25 minutos andado del lugar donde el Circo del Sol está instalado.

Y aquí nos encontramos. Pese a que suponemos que se podrá pasar la noche, es bastante ruidoso así que en principio nos hemos dado una ducha y una hora después, a las 20h, aquí seguimos, a pleno sol, con una temperatura exterior elevada, pero con el enfriador puesto podemos permanecer sin mayores problemas. Es en estos momentos cuando no me arrepiento de haber pagado lo que pagamos por ponerlo. Su uso es puntual, de acuerdo, pero permiten poder permanecer. De otra forma no sería posible aunque el inconveniente mayor para mí es el ruido de la bomba. Cenaremos pronto y sobre las 21 horas, iremos dando un tranquilo paseo hasta donde está  instalado el circo, para luego bajar andando e irnos al “area de Rive”.
Y la hora de irnos llega casi sin darnos cuenta. Después de cenar iniciamos el paseo río arriba que en  unos 25 minutos nos deja en el aparcamiento central, donde está el Circo del Sol.

Tienen un montaje espléndido, como siempre. Son unos auténticos profesionales. Multitud de empleados y sobre todo voluntarios, se afanan por ir acomodando a la gente. Entregamos nuestras entradas y nos dirigen a nuestros asientos. La gente se agolpa ya delante del escenario destinado a las entradas que son completamente gratuitas. Las gradas, donde están las nuestras, están ya prácticamente llenas y quedan aun 30 minutos para que de comienzo el espectáculo. Nuestros asientos son de lujo: centrados  y en la mitad.  Unas originales aves a medio camino entre avestruces y pavos reales luminosas y coloridas que en realidad son dos zancudos, amenizan nuestra espera paseando entre el público que está junto al escenario

A las 22 horas nos dan unas pequeñas normas en varios idiomas, -catalán, castellano, francés, inglés y...¡ruso!- y entre ellas, la prohibición de abrir paraguas.

Y comienza el espectáculo. Y como siempre, absolutamente fascinante . Tanto me atrapa que hasta me cuesta salir de mi embelesamiento para aplaudir. Creo que si me vieran la cara sería la de una niña sorprendida con un juguete fascinante y novedoso. Siempre me pasa con el Circo del Sol -esta sería ya la 3 vez-. La sola combinación de luces, colores y música, es ya fascinante,  por lo que si  sumamos  el propio espectáculo que desarrollan los artistas, consiguen que el espectador se sumerja en  una obra de arte en movimiento, seductora, absorbente, única,  mágica…

Si alguien ha visto alguna vez el Circo del Sol,  sabrá de lo que hablo porque, sinceramente, es muy difícil explicar como elementos de por sí ya hermosos, ahora combinados consiguen elevar  a la categoría de “Arte” con mayúsculas y con una facilidad pasmosa cualquier detalle de lo que ocurre en el escenario. Nada, nada se deja a la improvisación, ni luces, ni colores, ni vestuario,  ni música y menos, el espectáculo en sí. Nada. Todo parece haber sido estudiado cuidadosamente. El circo del sol es magia, creatividad, elegancia, sensualidad, y no deja indiferente a nadie.

Es curioso como algo que lleva haciéndose siglos, hecho y presentado de otra forma distinta consiga ese efecto en el espectador. Es el resultado de mentes creativas y sensibles, extraña cualidad la primera.  Además, para mí,  contemplarlo al aire libre, acariciada de vez en cuando por una leve  y suave ráfaga de aire era todo un lujo añadido. Solo se vio ensombrecido por los comentarios de un “personaje” que teníamos  detrás que, literalmente,  no paró de hablar y de hacer en voz alta sus propios comentarios o animar a los artistas diciendo “¡bravo campeón!”. Y a mí, que como he dicho, disfruto tanto con la música como con el resto del espectáculo,  me molestó especialmente.  Comprobé  al final que no había  sido la única . Aunque tiene que haber de todo, individuos así se podrían mantener alejados de mí, porque además, con los años me vuelvo más intransigente en este sentido.

Y en tan solo una hora, la magia se apagó.  Espléndido y brillante. Como siempre.

Así comenzamos el regreso con una temperatura deliciosa. Tras 30 minutos caminando tomamos la autocaravana y en diez más estábamos ya en el area  donde  nos sorprendió  su oscuridad. Ni una luz, pero abajo ya pernoctaban casi media docena de autocaravasnas. Serían ya las 24:00 cuando nos fuimos a la cama y al abrir la claraboya me quedé atrapada en el cielo estrellado que contemplaba. Impresionante. Y como una niña sorprendida, me desvelé y la 1 de la noche me sorprendió  despierta aún.


9 de julio, jueves. En los pirineos

Recorrido: Andorra-Font Romeu-Lagos Bousillouses-Mont Louis
Pernocta: Area de Mont Louis. (42.50778N,2.12278E)

Y a las 7h el motor de un camión me despierta.  Me asomo y el muy...estaba tranquilamente calentando, y así estuvo un buen rato. Ya no pude retomar mi sueño así que a las 8,15 nos levantamos, desayunamos y nos fuimos al centro comercial donde compramos algunos licores y comida, nos hicimos la tarjeta cliente para obtener descuentos y echamos gas-oil. Esta vez batimos el record de bajo precio. Conseguimos llenar el depósito (estábamos en la reserva) con 71 euros (70 litros).
  

Y partimos ya hacia Font Romeu, al centro de estudios de energía solar en Odeio, nuestro primer destino a donde llegamos pasadas las 12 (42º 29'37.2”N; 2º 01'48.31”W). Es un curioso edificio del tamaño del arco del triunfo francés que en su fachada norte aparece completamente  cubierta de espejos y frente a él, un campo también cubierto de espejos. Aquí se realizan importantes investigaciones sobre energía solar. Pero no consideramos que pagar 6 euros por visitar el museo en el que había “mucho que leer” mereciera la pena, así que continuamos nuestro camino hacia Mont Louis, a los lagos Bouisillouses.

En temporada  alta se dejan los vehículos en un aparcamiento a pocos kilómetros del pueblo en donde se toma una “navete” que por 5 euros sube cada quince minutos hacia los lagos. Llegamos a las 13,30  y aunque era pronto decidimos comer, sestear un poco para luego a las 15,30 tomar la “navete” que nos asciende a 2000 metros. Mientras que yo acudía a la parada, Angel rezagado, pudo contemplar el paso de un ciervo que atravesó el aparcamiento tranquilamente.
 

El autobús escala dejándonos arriba. A pocos metros encontramos el lago mayor, que en realidad es una presa, pero en un hermoso marco pirenaico. Decidimos hacer un pequeño recorrido, llano de 1,30h, el “Bucle de la Pradera” . Tras un breve paseo por un desarbolado camino, encontramos al final  pequeños  estanques salpicados aquí y allá. Dia espléndido, aire limpio y sol brillante. Combinación casi perfecta para fotografiar rincones
.
Una vez en los estanques pequeños  no conseguimos encontrar el camino para regresar, supuestamente circular, por lo que deberíamos deshacer el ya hecho así que Angel sugiere descender  a la siguiente parada de la naveta a  “Pla dels Avellans”  a 1750m de altura. La distancia parece un poco mayor, pero posiblemente merezca la pena. Preguntamos y nos dijeron que el camino estaba bien.


Y ¡madre mía! Ni las cabras bajaban por allí. La mayor parte del camino discurre por  un torrente, seco ahora en verano, por lo que está lleno de cantos pequeños y  redondos que hay que pisar con cuidado para no rodar y caer al suelo. Hay además tramos de considerable desnivel. Y por allí anduvimos bajando casi una hora y media a buen paso y sin parar. Sé que no era mucho, pero si se tiene  en cuenta que  la ruta  completa solo iba a durar un total de hora y media por un camino plano,   lo que llevábamos ya descendiendo,  sumado a que solo había dormido 6 horitas....hizo que me pareciera eterna y dura.
 
Pero por fin llegamos a una explanada donde había un telesilla y una carretera de grava en dos sentidos, uno que bajaba al aparcamiento donde teníamos la auto, por lo que deduje que el otro nos llevaría a la parada de la naveta, lo que nos confirmaron un grupo de jóvenes que tiraban de dos curiosos carros en los que arrastraban a dos personas de edad.  Preciosa manera de que gente que no puede por sus propios medios, haga excursiones a la montaña.

En 12 minutos apareció nuestro transporte que en otros tantos nos depositó en el aparcamiento. Frente a este, había un camping, pero pensamos que era ya muy tarde (18,30h) para poder disfrutar fuera de la autocaravana a una temperatura adecuada,  así que para estar dentro, decidimos bajar al area de Mount Louis, donde estamos ahora,  (42.50778N,2.12278E) en el foso de la muralla que rodea esta localidad acompañados de unas 10 autocaravanas más.


Siento curiosidad porque veo que la gente entra y sale por una puerta que está en la parte superior, pero,....estoy agotada. No sé si después de cenar tendré alguna gana, la suficiente como para matar el gusanillo de mi insaciable curiosidad.

Pero venciendo nuestra propia pereza, nos obligamos a salir un poco a estirar las patitas después de cenar. Tomamos  una escalera que nos saca del foso para depositarnos a la puerta de una villa  amurallada.  Por un puente atravesamos unos impresionantes muros que tienen hasta tres inmensas puertas. Es un pueblo pequeño, pero con mucho encanto. Subimos por su vacía calle principal hasta que una señal limita el paso solo a los militares y giramos a nuestra derecha. Andamos sobre las murallas, cubiertas de tierra y vegetación, para contemplar unas hermosas vistas de los Pirineos desde un aparcamiento y descender de nuevo por calles encantadoras para regresar. Voy con una chaqueta y tengo frio. Después compruebo que la temperatura exterior es de 15ºC en el foso, por lo que arriba, en la ciudad abierta, la temperatura sería inferior. Tenía ganas de pasar
frío, pero no tanto.


A las 22h decidimos irnos a dormir, pero una hora después de que el sueño me hubiera vencido oigo mi teléfono. Tengo una llamada perdida de un numero movil desconocido y mientras lo miro, suena de nuevo, lo cojo por su insistencia, pero nadie responde. Es en ese momento cuando compruebo que el whatsapp ha dejado de funcionar y me entran las siete cosas. Hoy ya todos dependemos de nuestros teléfonos inteligentes y nos hemos acostumbrado a la fácil, rápida y económica comunicación que nos proporciona esta aplicación. Me duermo preocupada.


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